martes, febrero 13, 2007

Opinion

El Tribunal Supremo decidió ayer rebajar la pena del matarife De Juana Chaos, más de veinte execrables crímenes a sus espaldas, y poner en manos del Gobierno la posibilidad de mandarlo a casa. Es una decisión respetable, pero digna de crítica, como todas. Una decisión que a mi me parece tan excecrable como los asesinatos cometidos por el citado carnicero.

¿Cuál habrá sido la cuestión que habrá pesado más en el ánimo de los magistrados? ¿El ambiente todavía favorable al proceso de paz en el seno del Gobierno? ¿El vértigo de pensar en las horribles cosas que podrían suceder, caso de que Chaos muriera, según se han encargado de amenazar algunos políticos y políticas vascos y vascas? ¿Una cierta desolación tras ver la foto del Chaos en calzoncillos, atado a la cama, a punto de batir el récord guiness de un preso en huelga de hambre que, sin embargo, resiste como un campeón, más que nadie?

No lo sé, ¿qué les parece a ustedes? Lo que pienso es que si la aplicación de la ley se condiciona a sus eventuales consecuencias políticas, ¿dónde queda el imperio de la ley que debe regir en todo país que se precie? Pienso que si una decisión judicial se toma bajo presión, mediatizada por la previa intervención política, ¿dónde queda entonces el estado de Derecho? Probablemente, en el cubo de la basura.

Aunque es un comentario del periodista Miguel Ángel Belloso del periodico Expansión.com ciertamente comparto y es digno de reflexionar...

1 comentario:

Anónimo dijo...

Dada la actual situación politica, que sigo con cierta distancia al carecer de televisión, opino:
-Que desde ambas formaciones politicas mayoritarias se ha producido un ninguneo de los ciudadanos.

Respuesta: Voto nulo,por ahora.

He dicho.
Charlie de toda la vida.